miércoles, 25 de agosto de 2010

El nuevo periodismo

Truman Capote inauguró una nueva forma de plasmar las investigaciones periodísticas. Dejó la redacción y se sumergió en un exhaustivo rastreo de información, lo que lo llevó a conocer incontables detalles. Convirtió su investigación en una novela que relata hechos verdaderos. Se aleja del clásico periodismo y se acerca a la literatura. Las descripciones son detalladas, recrean los hechos, buscan transportar la imaginación del lector hasta los escenarios reales y sentir como propio lo que pudo haber percibido y pensado el o los protagonistas. Esta modalidad guarda la intención del periodista de ser creativo y partícipe de acuerdo con los hechos que narra y comenta. Ya no se trata solamente de redactar una nota convencionalmente, Truman Capote fue más allá. Y llevó a la aparición de lo que se conoce como Nuevo Periodismo.

Uno de los principales exponentes de esta corriente de investigación y producción periodística es Tom Wolfe. En su libro llamado “El Nuevo Periodismo” (The New Journalism) publicado en 1977, analiza el surgimiento de este género, que califica de literario. Explica que “Para los Nuevos Periodistas, que se sumergían donde pasaban las cosas, había que tomar contacto con completos desconocidos, meterse en sus vidas de alguna manera, hacer preguntas a las que no tenías derecho natural a tener respuesta, pretender ver cosas que no se tenían por qué ver”.

Hoy, se puede ver que periodistas como Rodolfo Walsh, hicieron algo así como de precursores de El Nuevo Periodismo. En 1957, publicó “Operación masacre”, una novela que relata los fusilamientos de José León Suárez. La Revolución Libertadora había ya derrocado a Perón y la persecución al peronismo era total. Las conspiraciones contra el gobierno de facto llevaron a un levantamiento en varias partes del país. Aramburu decretó la Ley Marcial y, violando el principio legal de la irretroactividad de la ley penal, mandó a fusilar a todos los sublevados. Así es como se llega a los fusilamientos de José León Suárez. Walsh escribió este libro basándose en los testimonios de los sobrevivientes, principalmente de Juan Carlos Livraga, el "fusilado que vive". Lo que hubiera sido un reportaje, resultó una novela que se corresponde con las características de lo que, años después, Truman Capote llamaría novela de no-ficción. En este caso, se podría explicar que el periodista saliera de la clásica nota o reportaje e hiciera esta investigación, teniendo en cuenta la situación de impunidad de los responsables, o el hecho de que los medios de la época silenciaran este hecho.

El Nuevo Periodismo es algo así como una reacción en contra de la frialdad con que se reseña un acontecimiento, porque el periodista es un ser humano y no puede ser tan indiferente ante los acontecimientos sobre los que informa. Rodolfo Walsh hizo de la política de un gobierno de facto su sentencia de muerte, no pudo quedarse más allá y abocarse solamente a su trabajo, a diferencia de tantos otros.

Norman Sims, que en 1996 “rebautizó” al Nuevo Periodismo como “Periodismo Literario” hizo una recopilación de las publicaciones de los mejores periodistas-escritores de este género, en un libro llamado 'El periodismo literario, o el arte del reportaje personal'. En una entrevista para “El espectador” Sims declara: “La realidad de los medios masivos siempre ha sido contraria a la existencia del periodismo literario. Toma mucho tiempo para que un escritor logre un reportaje de profundidad, lo que implica costos elevados. También suele ser extenso. Y estas cualidades van en contravía del afán de los medios. Los artículos de noticias tradicionales proporcionan la información más importante en forma resumida. Eso, a veces, funciona pero es una manera terrible de contar una historia. Es como empezar un chiste con la línea final”. Probablemente, esto sea cierto, la rapidez que caracteriza a la vida cotidiana le quita las posibilidades de dedicación al periodista. Tal vez, lo ideal sería seguir el ejemplo de los que crearon El Nuevo Periodismo, ir más allá de las reglas del juego y recordar una frase de Tomás Eloy Martínez: “Lo que va a quedar de nosotros son nuestras historias, nuestros relatos”.

MI

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